Tarta de queso (receta tradicional)

Ingredientes

• 1
  kg de San Florentino
• 75
  cl nata entera fresca
• 9
  huevos
• 1
  limón (o una naranja, pero ya no es la receta original)
• 2
  sobres de azúcar de vainilla
• 1
  sobre de levadura
• 200
  g de margarina o mantequilla
• 300
  g de harina
• 500
  g de azúcar
• 50
  g de pasas

1. Paso 1

   En un plato grande y profundo, mezclar como se pueda en la calle Florentine, 400 g de azúcar , 7 yemas de huevos , 50 g de margarina, 100 g de harina, el vanille a su gusto, levadura, zumo de limón, ralladura de limón, una cucharadita de salt y raisins .

2. Paso 2

   ¿Y los blancos? Con los brazos n° 3 y 4 se montan en la nieve al lado del mezclador eléctrico sin ponerlos en las paredes (es posible).

3. Paso 3

   Incorporar suavemente los blancos a la mezcla, que ya debe estar deliciosa (mojar el dedo discretamente…).

4. Paso 4

   Cuidado, el secreto de tu éxito está en este paso: con una espátula de madera, coge una gran pila de blancos de nieve, ponla sobre la mezcla y empújala suavemente hacia el interior en un movimiento elíptico regular. No romper las microburbujas de las claras de huevo en nieve (lo que hará la «ligereza» del G.A.F.). Para mejorar tus posibilidades de éxito, puedes cantar suavemente encantamientos mágicos como: «abracadabragrandmèraidemoi, oulalajamaisjepourrajaismangertoutçajajenaidéjàpleinlesdoigts…».

5. Paso 5

   Masa para el fondo: a mano, hacer una bola grande con 200 gr de harina, 50-100 gr de azúcar (a su gusto), 1 huevo entero y una yema.

6. Paso 6

   Unte con mantequilla la parte inferior y los bordes de una bandeja para hornear larga y ancha.

7. Paso 7

   Extender a mano el PPLF (pasta para el fondo). A veces mi abuela simplemente ponía las galletas LU cuadradas en el fondo y en los lados para hacer el PPLF, por no hablar de la mantequilla, por supuesto… para que quedaran algunas galletas para el té durante la cocción.

8. Paso 8

   Horneado 40-45 min a 170°C (horno precalentado).

9. Paso 9

   Dejar enfriar un poco antes de meterlo en la nevera. Consumir preferentemente frío a la mañana siguiente (pero sabemos bien que los gourmand se levantarán durante la noche).